-Tú me dijiste que si te acompañaba, entonces me invitarías a un helado.
- Te he acompañado
- (CONCLUSIÓN) Por tanto, debes invitarme a un helado.
Un razonamiento de este tipo a todos nos resulta fácil de comprender y, de hecho, casi todos solemos usar razonamientos así diariamente. (¡Cuántas veces hemos oído a jóvenes diciendo a sus padres cosas como “Me dijiste que si recogía el cuarto podría salir. Pues ya he recogido el cuarto. Por tanto, ahora puedo salir ¿no?”).
En todo razonamiento hay dos elementos claramente distinguibles:
- Premisas: (Pre-misa: quiere decir “dada con antelación”) Son los enunciados en los que se basa el razonamiento y que sostienen y fundamentan la conclusión. Sería algo así como los datos de un problema en los que hay que basarse para alcanzar una conclusión.
- Conclusión: Es el enunciado que surge como resultado de la consideración lógica de las premisas.
Si alguien quiere ahorrar dinero no debe comprar ropa de marca. María quiere ahorrar dinero. Por tanto, María no debe comprar ropa de marca.
Pero que un razonamiento sea válido no significa que sea verdadero ni que sus premisas sean verdaderas. “Válido” significa que se deriva lógicamente de las premisas sean estas falsas o no. Por ejemplo, el siguiente razonamiento posee premisas falsas todas ellas, pero es un razonamiento válido (pero su conclusión no es verdadera):
- Todos los cometas giran alrededor de la Tierra
- El Sol es un cometa
- Por tanto, el Sol gira alrededor de la Tierra
- El alumno que estudia, aprueba los exámenes.
- Juan ha aprobado
- (CONCLUSIÓN) Juan ha estudiado.
Veamos otro ejemplo más claro:
- Si alguien prende fuego en el bosque, se produce un incendio.
- El bosque está ardiendo.
- (CONCLUSIÓN) Alguien ha prendido fuego al bosque.
sólidos (falacias no formales).
- falacias formales: son argumentos no válidos porque su forma no es válida. Por ejemplo:
- Si llueve, se mojan las calles
- Las calles están mojadas
- Por tanto, ha llovido.
falacias no formales: argumentos que, aunque tengan muchas veces una forma válida, no son sólidos. Son en general argumentos engañosos. Por ejemplo:
- No te puedes fiar de los hombres
- Juan es un hombre
- Por tanto, no te puedes fiar de Juan
Este argumento es válido formalmente, esto es, la conclusión se obtiene correctamente de las premisas, pero no es sólido puesto que se basa en unas premisas claramente falsas obtenidas de una generalización incorrecta
Profesor: Manuel Calvo Jiménez
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