domingo, 18 de febrero de 2007

El conocimiento

Problemas típicos en la disciplina son, entre otros:
¿Sobre qué fundamentos se asienta el proceso de conocimiento?
¿Qué motiva el acto de conocimiento? ¿Cuál es su propósito?
¿Qué operaciones intelectuales se llevan a cabo para conocer algo? ¿Cómo están relacionadas entre sí?
¿Cuál es la relación entre las impresiones sensoriales y el conocimiento intelectual? ¿Cómo formamos ideas a partir del conocimiento sensorial?
¿Cuál es la relación entre conocimiento y verdad?
¿Qué objetos son cognoscibles? ¿De qué manera o maneras?
¿Cómo es la relación entre el sujeto cognoscente y el objeto conocido?
¿De qué manera la naturaleza del sujeto cognoscente afecta al acto de conocimiento?

2 comentarios:

wilorquez dijo...

El conocimiento o la verdad, son los conceptos por medio de razonamientos intelectuales y abstractos, a partir de caracteristicas generales, es una parte de la verdad absoluta.
La verdad absoluta o tambien lo llamaria "dios" es conocida por medio de la sabiduria es lo que es experimentado como un Todo, lo que es imposible de comunicar por medio de un dogma o filosofia, la verdad absoluta que un sabio trata de comunicar siempre suena a locura, el conocimiento o una verdad puede ser comunicable pero la verdad absoluta no. Es posible encontrarla, vivirla, dejarse llevar por ella, y hasta hacer milagros con ella, pero comunicarla y enseñarla es imposible.
Si el conocimiento que recibimos sólo lo obtenemos de una fuente, únicamente poseeremos una parte de la verdad. ¡No hay verdades absolutas!.
Hay algunas verdades o conocimientos que son fáciles de encontrar, otras requieren esfuerzo y voluntad, y alguna de ellas... dolor. Por lo tanto, se debe indagar en el mayor número de fuentes que sea posible, que nuestro discernimiento vaya logrando asimilar los diferentes aspectos de la verdad y, al final... encontrar LA PROPIA VERDAD.

wilorquez dijo...

Cuentan que un buscador de la Verdad (Dios) salió en cierta ocasión a los caminos del mundo.
Y allí, en el gran cruce del mundo interrogó a sus hermanos.

Decidme, ¿cuál es la Verdad absoluta?

Busca la filosofía -respondieron los filósofos-.

Busca a Cristo - dijeron los Cristianos-

No, -argumentaron los musulmanes- la verdad esta en mahoma.

Entra a las catedrales -le aseguraron los clérigos-.

Sin duda, la verdad esta en buda -terciaron los Budistas-.

Renuncia a todo -esgrimieron los ascetas-.

Contempla y ensalza las maravillas del señor -le anunciaron los místicos-.

Conócete a ti mismo -cantaron los guardianes del esoterismo-.

La verdad está en los números sagrados -dedujeron los cabalistas-.

Vive los placeres -aconsejaron los epicúreos-.

Únete a nosotros -le gritaron los ateos-.

La verdad es un mito -respondieron los escépticos-.

Vive y deja vivir -clamaron los existencialistas-.

El pasado: esa es la única verdad -clamaron los existencialistas-.

Confundido, aquel humano se dejó caer sobre el polvo del camino, mientras aquella multitud se alejaba cantando y reivindicando “su” Verdad.

En eso, acertó a pasar junto al hombre un venerable anciano que portaba un refulgente diamante.

¿Quién eres? Preguntó el derrotado buscador de la Verdad.

Y el anciano, mostrándole el diamante respondió:

Soy el guardián de la Verdad.

¿La Verdad? ¿Es qué existe?

El anciano sonrió y aproximando la gema al rostro del humano, replicó:

La Verdad. Como este tesoro, tiene mil caras, y cada cara o conocimiento es solo una parte de la Verdad absoluta, son partes que pertenecen a un mismo Todo o Dios.