domingo, 15 de abril de 2007

"Estamos hartos de la invasión de la religión"

LA ENTREVISTA // LUC FERRY, POR ELIANNE ROS

Luc Ferry, Exministro de Francia, filósofo, autor de 'Aprender a vivir'


Su libro Aprender a vivir (Taurus), superéxito de ventas en Francia, intenta abrirnos los ojos sobre el verdadero sentido de la filosofía. Como padre de la ley del velo --fue ministro de Educación entre el 2002 y el 2004--, Luc Ferry (París, 1951) defiende una religión limitada a la esfera privada y reivindica una espiritualidad laica.

--¿Para qué sirve hoy la filosofía?
--Pues para lo mismo que ayer. La cuestión es llevar una vida buena, feliz. Para ello hay que superar los miedos que nos atenazan. Especialmente el mayor de todos ellos: el miedo a la muerte, la propia o la de los seres a los que queremos. Mientras estamos atenazados por el miedo no podemos acceder ni a la libertad ni a la generosidad.

--O sea, que sirve para lo mismo que la religión
--Las dos plantean la misma cuestión. Las religiones concluyen que el amor salva de la muerte. La gran diferencia es que en las religiones salvan Dios y la fe. Y la filosofía sostiene que podemos salvarnos por la razón. Si usted es creyente, estupendo, pero si no, se planteará cosas como el duelo por el ser querido.

--¿La filosofía resuelve eso?
--Imagine que tiene una varita mágica para hacer respetar los derechos humanos. No habría violaciones, ni exterminios, sería un mundo justo. Pero ello no le salvaría de envejecer o de tener un cáncer. No hemos entendido que hay un espacio intelectual que concierne a las cuestiones de espiritualidad laica. Ahí hay todo un espacio de reflexión nuevo que no es ni de la moral ni de la religión. Eso es la filosofía, siempre lo ha sido.

--En cambio, cada vez se estudia menos. No le vemos utilidad.
--Porque confundimos filosofía con reflexión moral, llamamos filósofos a intelectuales que se comprometen por Bosnia o Darfur. Eso es idiota.

--Entonces, hay pocos filósofos.
--Hemos decidido que Sartre era un filósofo porque se comprometió con Vietnam. Todo el mundo puede hacer eso. Pero las grandes filosofías --existen cinco o seis-- son otra cosa. Son estructuras intelectuales en las que encontramos abrigo frente a nuestros miedos y la fuerza para volver a la calle a afrontar el peligro.

--La filosofía nos vacuna contra el dogmatismo?
--También. Seamos francos, hoy todas las guerras, desde Irlanda a Yugoslavia o Darfour, están estructuradas por la religión. En el contexto actual, la filosofía es una medida de salubridad pública. Estamos hartos de la invasión del espacio público por parte de la religión.

--¿Por eso hizo una ley que prohíbe los signos religiosos en la escuela?
--Sí, estoy muy contento de esta ley.

--Pero tiene efectos secundarios. Surgen escuelas musulmanas...
--La gente no sabe que Francia tiene cinco millones de musulmanes y un millón de judíos. En el 2002 se produjo un reflejo de la segunda intifada en la escuela. Hubo muchos ataques antisemitas, que no tenían nada que ver con la extrema derecha, sino con el 11-S y la guerra israelo-Palestina. Había que intervenir.

--Pero si cada comunidad crea su escuela, aumentan las fronteras.
--Es una cuestión de cantidad. De 12 millones de escolares, unos 1.800 van a escuelas musulmanas. En términos de integración, hemos ganado. Antes había 1.000 casos de niñas que no querían retirarse el velo. Ahora no hay ninguno.

--Usted defiende una política del sentimiento.
--Hay tres grandes valores por los que históricamente la gente se ha sacrificado: Dios, la patria y la revolución. La derecha lucha por la patria, y la izquierda, por la revolución. Hoy, en Europa, lo sagrado ha desertado de los valores tradicionales y se ha encarnado en la humanidad.

--Explíquese
--Verá, en los últimos 50 años se ha pasado de la familia tradicional, que era una unidad económica y de producción, a la familia moderna, fundada sobre el amor. Eso conlleva una sacralización del otro. Hay que reconstruir la política sobre la idea de que la vida privada es el vector de lo colectivo. Todos tenemos los mismos problemas de divorcio, de fracaso escolar, de poder adquisitivo, de padres que envejecen. Los políticos aún no lo han entendido.

--¿Y cómo deberían reaccionar?
--Aún creen que la vida privada es egoísta, pero es todo lo contrario. Nos vuelve sensibles a los demás como jamás en la historia de la humanidad. Las ONG son eso. Deberían reflexionar más en términos de generación futura, como hace la ecología. El problema de fondo no es la nación, sino qué mundo dejaremos a esos hijos a los que amamos tanto.

--Tanto amor nos hace más frágiles.
--Efectivamente, ante la muerte del ser amado estamos menos protegidos que una persona de la edad media, que tenía en la religión su red de seguridad. El hombre moderno tiene menos dispositivos para asumirlo, por eso vive más angustiado. La filosofía debe servirnos para reinventar la vida sin la protección de la religión, una espiritualidad laica.

1 comentario:

Ivan Diaz dijo...

UNA MALHUMORADA DE VIVIR

Iván Alexander Díaz Villa

Casi me es imposible creer que casi llego a la comprensión absoluta del cristianismo (pero ese cristianismo que te ayuda a comprender las cosas terrenales, tal y como lo quiso Cristo, “El humano mas humano de todos”), si bien es cierto que en el camino del hombre es muy frecuente encontrar aquellas cosas que quizás llenan tu vida, pero que en las cuales no hay sino un Kenoo permanente, un vació, un abatir intemporal (sin - tempore = sin tiempo), ¡si!, sin tiempo, se que Heidegger no estaria de acuerdo (pues es el propio ente que es ser en en el tiempo), pero en la aflicción pierdes tiempo, no puedes vivir en el tiempo, y es mas, el tiempo es lo absurdo elevado a la categoría de la estupidez humana, humana porque te das cuenta, ¡si!, te das cuenta, ¿cuenta de que?, cuenta de que es locura lo que vives, que es locura lo que alguna vez sientes, sin mas es locura, es desesperación, ¿como llegar a ser un verdadero caballero de la resignación infinita?, ¿Cómo llegar a entender que el tiempo no es el radical de lo inconcluso?, inconcluso porque no se logra completar, ¿completar que?, completar tu resignación y tu creer me diría Abraham, llegar a la Ataraxia permanente, llegar a entender que tu mismo eres el que debes comprenderte a ti mismo, ¿pero como?, si llegar a tomar conciencia no de las cosas materiales de este mundo, ellas te hieren a “morir”, morir pero no de desesperación, morir de amnesia, amnesia por no saber que es el alma y el espíritu el que tenias que comprender, comprender o mejor dicho tomar conciencia de todo tu ser, tomar conciencia de si mismo diría Kierkegaard, no es tener una vida asegurada en todo lo que quizás el mundo te adviene (pero adviene de que te impulsa es a ti a llegar), o tener asegurada un a eternidad que es en lo que parece que el cristiano se concentra, para esos viles criminales, cuya vida se concentra en ver, en llegar y en dejarse arrastrar, solo una palabra: Chandalas, y a los que sienten solamente y cuya existencia se reduce en querer otra vida para si mismos, una mejor vida me dirían ellos, también solo una palabra: paralíticos (kenoos, secos por su imensa estupidez de no poder levantarse en el mundo de aquí abajo, en el mundo humano) pero paralíticos con el verbo secar, como cuando una planta se seca y queda hay muriendo, porque cada vez que pasa una luna se le agota su agua, su aliento lentamente se va y muere, así esos que dicen que le cuerpo es malo, es basura, en vida sufren ese secar, se secan, pero son ellos los que no se como, consiguen algo parecido al agua, para mantenerse como un muerto en vida o en una vida aparente, o me diría pablo en vida natural y no espiritual, porque es que ni aliento de vida tienen y se mofan en este lado terrenal de que les espera una mejor vida, por eso es lo mismo ser un Clochard que una persona adinerada, para los Chandalas seria mejor ser un rico de esos que tienen comprada su parte terrenal, y para los paralíticos ninguna, porque no les importa si no su mejor vida en la eternidad.

¿Pero entonces quien es aquel que merece ser admirado?, pues es aquel que quiere después de estar muerto, revivir para luego volver a morir, o acaso no fue eso lo que quiso Lázaro después de muerto, o porque no dejaron que muriera si al fin y al cabo tenia que algún día morir (Juan 11 – 4), pues acaso no es para el cristiano ninguna enfermedad mortal la muerte, muerte, resurrección y vida, si se entienden esas palabras, entienden la desesperación y angustia, o mejor algo que reúne estos dos términos: vértigo, pero es el vértigo el que va mas allá de estas tres palabras, es como si a la fuerza le agregara resignación, angustia, desesperación y muerte, es como si Cristo hubiera despertado a Lázaro y le hubiera dicho: “despierta, abre tus ojos, no ves que no debes morir aun, porque ni siquiera has vivido, si, no has vivido, no has tomado conciencia de tu mismo, debes vivir, para que cuando mueras puedas al menos decir Vixit – Yo he vivido-”

O no fue así cuando Pablo de Tarso en una de sus aflicciones, de sus angustias dijo: “Porque perdí la esperanza de vida, y aun sobre mi tuve sentencia de muerte, para que confiemos en Dios nuestro que nos librara, y aun de quien esperamos que nos librara, de tan gran muerte”, Pablo se refiere a esa gran muerte de Filisteos, una muerte que no presupone vida y de la cual no lleva a ninguna salida, peores que ladrones de iglesias son aquellos que mueren sin siquiera haber vivido, mas son ellos los que matan y prostituyen la vida.