Mito de la sucesión (Mitología griega)
Urano (el cielo) odia a los hijos que tiene con su madre Gea (la tierra) y los esconde en los abismos de ésta. La madre prepara una emboscada contra Urano y sólo el hijo menor, Cronos (el tiempo), decide enfrentarse a su padre. Gea le entrega una hoz dentada y cuando Urano se une a Gea en amoroso abrazo, Cronos corta los genitales de su padre y los arroja al mar.
La castración de Urano produce gotas de sangre que al caer a tierra originan las Erinias, las Gigantes y las Ninfas Melias. Las Erinias son las diosas encargadas de castigar a los parricidas, su aspecto es horrible (cabellos de serpientes y en sus manos serpientes que son látigos) y son tres: Alecto, Tisífone y Meguera. Los Gigantes son seres colosales, con poder semejante a los dioses, pero mortales. De las Ninfas Melias no conservamos sus nombres.
Al caer los genitales al mar, producen una espuma de la que surge la diosa del amor, la belleza y la pasión, Afrodita (Venus).
Cronos ocupa el poder y se casa con su hermana Rea. Tiene seis hijos (Hestia, Deméter, Hera, Hades, Poseidón y Zeus). Pero por una predicción de Gea, Cronos se entera que también él será destronado por uno de sus hijos. Para evitarlo, según nacían los iba devorando. Este proceder no gustó a Rea y decidió dar a luz a su último hijo (Zeus) lejos de su padre (en el monte Licto, Creta). En lugar de a Zeus, Rea le dio a engullir a Cronos una piedra envuelta en pañales.
Zeus crece en Creta amamantado por la ninfa Amaltea con leche de cabra. Al crecer Zeus, consigue que su padre vomite a sus hermanos y con ellos la piedra que se tragó engañado, piedra que Zeus llevó a lo que hoy día es el santuario de Delfos, donde aún hoy puede visitarse (aunque es copia de época romana). Después libera a los Cíclopes (seres monstruosos de un solo ojo en la frente) y a los Hecatonquires (seres de cien brazos).
Zeus, ayudado por sus hermanos y algunos titanes, se rebeló contra su padre, ayudado éste último por el resto de titanes. Tras diez años de lucha, Cronos y los titanes que le ayudaron fueron encadenados en el Tártaro bajo la vigilancia de los Hecatonquires. Los vencedores se repartieron el poder: Poseidón el dominio del mar, Hades el mundo subterráneo y Zeus el cielo, siendo éste último considerado a partir de entonces el dios supremo y padre de todos los dioses y hombres. Zeus ocupa el Olimpo, monte donde se decía que se encontraba la morada de los dioses.
Así es como acaba el mito de la sucesión.
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