Savater, Fernando
Filósofo y escritor español (1947-). Catedrático de Ética de la Universidad Complutense. Es colaborador del periódico español El País y dirige junto con Javier Pradera la revista cultural Claves de Razón Práctica. Amante de las paradojas desde niño, ha escrito: "La paradoja es la figura retórica que prefiero, casi por instinto: la primera cláusula literaria que me fue celebrada figuraba en una redacción sobre la caza del tigre escrita a los siete años, en la que hablé del ‘discordante concierto’ de los ojeadores". Siempre utiliza la paradoja para ampliar y aclarar ideas o para trascender arbitrariedades y no como mero detalle decorativo.
Sobre la paradoja
"Por mi parte, como –al igual que Rousseau– prefiero ser un hombre de paradojas a ser un hombre de prejuicios…"
"No es lo mismo ser paradójico que ser contradictorio; lo primero es un recurso estilístico por el que puede alcanzarse cierto tipo desconcertante de hondura o al menos de brillantez, mientras que lo segundo suele ser muestra de debilidad conceptual o de una negligencia que pretende pasar por honradez teórica. No hay por lo general mérito alguno en ser contradictorio: basta con conocerlo todo fragmentariamente y con abandonar a su aire –o desgaire– las ideas que uno dice sostener cuando sus implicaciones comienzan a mostrarse poco manejables. La paradoja, en cambio, busca una forma sutil de concordia entre apariencias superficialmente irreconciliables, por la que se revele paladinamente que tener ideas da más fuerza y más agilidad que limitarse a repetirlas.
Recibo de vez en cuando la acusación de incurrir en contradicción, allí donde yo sólo me veo responsable de una más o menos bien traída paradoja".
Paradojas
"En la sociedad desigual, lo justo sería que la ley se aplicase no igual, sino desigualmente…"
"…la libertad: nunca olvides las paradójicas servidumbres que encierra pero jamás te fíes de quienes la ridiculizan o la consideran un cuento para ilusos…"
"La aparente contradicción que encierra ese "haz lo que quieras" no es sino un reflejo del problema esencial de la libertad misma: a saber, que no somos libres de no ser libres, que no tenemos más remedio que serlo. ¿Y si me dices que ya está bien, que estás harto y que no quieres seguir siendo libre? ¿Y si decides entregarte como esclavo al mejor postor o jurar que obedecerás en todo y para siempre a tal o cual tirano? Pues lo harás porque quieres, en uso de tu libertad y aunque obedezcas a otro o te dejes llevar por la masa seguirás actuando tal como prefieres: no renunciarás a elegir, sino que habrás elegido no elegir por ti mismo. Por eso un filósofo francés de nuestro siglo, Jean-Paul Sartre, dijo que "estamos condenados a la libertad". Para esa condena, no hay indulto que valga…"
"Es paradójico que sean los que ven algo de "malo" o al menos de "turbio" en el sexo quienes dicen que dedicarse con demasiado entusiasmo a él animaliza al hombre. La verdad es que son precisamente los animales quienes sólo emplean el sexo para procrear, lo mismo que sólo utilizan la comida para alimentarse o el ejercicio físico para conservar la salud; los humanos, en cambio, hemos inventado el erotismo, la gastronomía y el atletismo. El sexo es un mecanismo de reproducción para los hombres, como también para los ciervos y los besugos; pero en los hombres produce otros muchos efectos, por ejemplo la poesía lírica y la institución matrimonial, que ni los ciervos ni los besugos conocen (no sé si por desgracia o por suerte para ellos). Cuanto más se separa el sexo de la simple procreación, menos animal y más humano resulta. Claro que de ello se derivan consecuencias buenas y malas, como siempre que la libertad está en juego…"
"Los enemigos del aborto hablan del "derecho a la vida", como si fuera imaginable un derecho que preexistiera a la existencia misma; en tal caso, ¿por qué no reivindicar el derecho a ser acogido con ternura y amor, a contar con un mínimo de posibilidades de protección y de mantenimiento, con las condiciones que permiten que la vida sea humanamente vida? Para muchos de los niños cuyos padres no quieren o no pueden criarlos, el "derecho a la vida" es sencillamente derecho a la tortura y a la lenta agonía".
"También ha de plantearse sin paliativos la pregunta de quién nos defiende de nuestros defensores y de la acumulación de medios defensivos. Seguridad sí, pero en serio: seguridad de no ser impunemente despedido del puesto de trabajo y seguridad de que la tortura está efectivamente erradicada de cárceles y comisarías; seguridad en las calles conseguida no a fuerza de reprimir a los desesperados, sino luchando por disminuir los motivos de la desesperación…"
"Que Alguien o Algo infinitos puedan crear es cosa que siempre ha planteado paradojas irresolubles a los teólogos: si el Creador es infinito, ¿dónde pondrá su obra y cómo se distinguirá de ella sin perder infinitud? La limitación de la ignorancia abre, en cambio, amplio foro a la vocación creadora, que es más facilmente compatible con la necesitada pequeñez que con la omnipotente perfección. La certidumbre sistemática es la ignorancia de la ignorancia como única forma completa de verdad".
Bibliografía
Savater, Fernando Criaturas del Aire. Barcelona: Ediciones Destino, 1991
Savater, Fernando Sobre vivir. Buenos Aires: Espasa Calpe/Ariel, 1994
Savater, Fernando El Contenido de la Felicidad. Madrid: El País/Aguilar, 1994
Savater, Fernando Ética para Amador. Barcelona: Ariel, 1991
Savater, Fernando Política para Amador. Buenos Aires: Compañía Editora Espasa Calpe Argentina S.A./Ariel, 1993
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