En lugar de imaginar un mundo utópico y maravilloso, el estoicismo insiste en aceptar el mundo tal cual es, tomando en cuenta todas las posibles reacciones negativas –que por experiencia, son las más frecuentes-.
Una de las enseñanzas indica que siempre hay que estar preparado para el peor de los escenarios, con la certeza de que, a pesar de todo, saldrá bien.
La calma es uno de los factores más importantes, creían que molestarse no era un acto propio de una mente inteligente, todos aquellos que logren moderar su temperamento sin mayores alteraciones, serán considerados sabios.
Marco Aurelio, uno de los filósofos practicantes de este conjunto de creencias, solía decir “Todos somos más fuertes de lo que imaginamos”, esto reduce el impacto de las preocupaciones y le da esperanza al que lo escucha: siempre hay una solución y una forma de salir lo más airoso posible.
Séneca, decía “A veces, hasta vivir es un acto de valentía”, su pensamiento los hacía buscar entre el caos de la vida, aunque sea un poco de esperanza.
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